Dios me ha hecho libre
Dios me ha hecho libre
y por lo tanto elijo.
Elijo vivir en un mundo mejor
donde prevalezca la luz sobre la mentira,
donde la paz es más que el símbolo
de una blanca paloma,
es también la conciencia
que concede unidad a los seres distintos.
Elijo estar donde habita la verdad
que respeta silencios
y la palabra hermano
no es mero vocablo
para denominar a aquellos
que conforman una misma raza.
Yo deseo elegir y elijo,
con la amplia libertad
y la plena confianza
en que me será dado conocer
el glorioso principio,
la más grande humildad que concibiera la tierra.
Y el pleno poder,
la dicha suprema
de conocerme a mí mismo,
de hacer el camino
hasta encontrarme con mi esencia.
¡Oh, trabajo divino,
tarea gozosa
aunque durase mil vidas!
Así es como lo entiendo,
nos reconocemos todos en uno
en esta búsqueda afín
tan boyante de sorpresas.
Y es fácil que al mirarnos
aparezcan de repente las respuestas.
Y sepamos que queda aún por avanzar, compañero,
pues todo principio lleva implícito un final
y tenemos que reconstruirnos de nuevo.
Renazcamos otra vez y elijamos,
pues libres somos de hacerlo,
un mundo de amor.
*